Reformas a arreglos tributarios para seguir tapando huecos. Con el característico pragmatismo que nos acostumbra, el gobierno presentó nuevos cambios impositivos. Ahora en el monotributo.

Acusado de ser una medida tendiente a mejorar el humor social antes de las elecciones, el gobierno dispuso duplicar el monto de facturación para los contribuyentes adheridos al monotributo.

Los nuevos cambios en el régimen del monotributo afectan a más de dos millones de contribuyentes.

Nuevo Limite de Facturación del Monotributo

En concreto, los límites de facturación se actualizaron (aumentaron) para cada categoría, de manera tal que los contribuyentes se benefician ya que continuaran abonando el mismo importe aunque su nivel de facturación sea superior, ya sea por una mayor actividad o por efecto de la inflación.

Incluso la medida podría beneficiar a muchos monotributistas que podrían terminar pagando menos por una recategorización que los sitúe en una categoría inferior.

La idea según el propio titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) Ricardo Echegaray es hacer “reformas impositivas para garantizar el desarrollo dinámico de la economía».

Lo cierto es que ante el sonoro reclamo el ejecutivo tomó el guante, las categorías estaban desactualizadas y ya se estimaban que eran muchos los contribuyentes que estaban en infracción anclados en una categoría más baja de la que les correspondía.

El sinceramiento pone nuevamente en manifiesto el característico pragmatismo del gobierno, que sin embargo dilata (sin lugar a dudas por una cuestión recaudatoria) lo esencial: una reforma impositiva general.

Reforma Tributaria pendiente
La Argentina era hacia la mitad del siglo pasado un país que mostraba una estructura tributaria madura y progresiva, sin embargo las reiteradas y profundas crisis sufridas principalmente en el último cuarto de siglo destruyeron esta estructura fiscal de largo plazo.

El tema de la reforma tributaria viene dando vueltas desde hacer tiempo y desde distintos sectores.

Sin lugar a dudas que es una cuestión pendiente, la regresividad del sistema impositivo nacional se puede observar claramente como por ejemplo la mantención del 21% del IVA que impuso (cuando no) Cavallo en 1995 como ministro de economía.

La reforma de ganancias aprobada en ley ayer que grava la distribución de dividendos y la compraventa de títulos valores que no cotizan en Bolsa muestra a claras los parches y la falta de voluntad general para iniciar una transformación de fondo.

Si bien son muchas las voces oficialistas y opositoras que apuntan a esta demanda olvidada; una vez más lo urgente se sobrepone ante lo importante y, la tan famosa y esperada reforma tributaria general todavía tendrá que esperar.