Muchos candidatos, muchas promesas, un gran desafío
Sin lugar a dudas es este un año particular, la nación y las principales provincias cambian su ejecutivo de turno; nuevos actores para organizar el rumbo nacional
Con los nombres de los candidatos definidos en cada bloque político se empieza a vislumbrar la estrategia de cada uno de ellos. Trece son las fórmulas presentadas que ambicionan el sillón de Rivadavia.
Por un lado, desde el frente “Cambiemos” aseguran que la formula Scioli-Zannini es más de lo mismo, tratándose de despegar del ideario político del oficialismo expone cada vez más distancia, asegurando que ellos son el cambio. La disputa interna será entre Macri-Michetti, Sanz-Llach y Carrió-Flores.
El oficialismo agradecido muestra que la formula presentada es una garantía de continuidad y profundización del “modelo”, aunque para muchos la mesura de Scioli es sinónimo de política blanda.
Con menos fuerza, el peronismo disidente comunica un mensaje más difuso, sin un andamiaje claro se medirán fuerzas Massa-Sáenz contra De la Sota-Rucci.
Desde la izquierda se presentan tres alternativas, en el “Frente de Izquierda” compiten por la precandidatura presidencial Del Caño-Bregman contra Altamira-Giordano, mientras que de forma aislada se presentan el “Movimiento al Socialismo” con Castañeira-Ayala y la “Nueva Izquierda” con Bodart-Ripoll.
A todo este abanico se le suman tres listas más: “Progresistas” con Stolbizer-Olaviaga, “Frente Popular” con De Gennaro-Codoni y “Compromiso Federal” con Rodriguez Saa-Negre de Alonso.
¿Ahora bien cuáles son las propuestas económicas?
La verdad es que poco o nada han presentado cada una de las fórmulas, solo buceando por la red uno puede arañar declaraciones que nos muestran la postura de los aspirantes ante los diferentes temas.
La faena resulta bastante decepcionante, cuando uno se pone a buscar las propuestas y posturas de los postulantes la situación refleja qué el marketing político (que es lo que voy a hacer: “bajar impuestos”, “bajar la inflación”, “fomentar la inversión”) es más importante que el trabajo y las propuestas serias (cómo lo voy a hacer y por qué).
Se observa un amplio consenso social a la necesidad de bajar la inflación y fomentar la inversión, sin embargo el cómo es la clave.
La confianza es crucial y desde la oposición se escucha que la inversión repuntaría gracias a cruciales políticas correctivas: liberar el tipo de cambio, disminuir el gasto con una reestructuración de las partidas, especialmente los subsidios.
Desde el PRO, el referente económico Federico Sturzanegger aseveró que “la receta es simplemente gestionar bien los recursos públicos para no apelar a la emisión monetaria”, asegurando que “lo primero que tiene que ser es costarnos menos en términos de inflación”.
Otro que asegura que “la Argentina del futuro se construye a partir de la inversión” es Ricardo Delgado, referente economista de Massa.
Para impulsar las inversiones, afirma que es necesario que “nuestra economía esté integrada al mundo”, sosteniendo que la apertura de la economía debe ser “inteligente, no a los capitales especulativos de corto plazo, sino que brinde reglas claras para que venga la inversión extranjera directa”.
Otro que tiene claro las claves para el desarrollo económico es De la Sota, que prometió tener como «objetivo central» la «creación de nuevo empleos», y pronosticó «una baja del 30% en los impuestos» y disminuir «un 10% la inflación por año».
Desde la fórmula oficialista el propio Scioli aseveró que las políticas industriales llevadas a cabo se deben profundizar, llegando a elogiar el pasado mes en la propia Unión Industrial Argentina al actual ministro de economía: «Es un funcionario que se está manejando muy bien en situaciones complejas. Lo tengo muy en cuenta».
Su apuesta por trasmitir continuidad es palpable: “a partir de este desendeudamiento, que el crédito esté al servicio del sector privado, para buscar inversiones y capacidad productiva, que esté al servicio del sector público para las obras de infraestructura».
Sábana corta
Lo que pocos dicen los candidatos es que en economía cada medida llevada adelante desencadena alteraciones en otras variables que afectan de forma muy diversa a la sociedad. Por ejemplo, quitar subsidios con el fin de evitar el gasto público afecta de forma directa a los que reciben esos beneficios, que con menores ingresos disminuyen su consumo, principal engranaje de la economía en la actualidad.
De la misma forma: ¿es tan simple pensar que la inversión crecerá automáticamente con el nuevo gobierno? Hoy los inversores están literalmente “parados”, la productividad muestra que son pocos los emprendimientos que muestran tasas de rentabilidad atractivas, y las que presentan un interesante retorno son inversiones a largo plazo, procesos productivos que necesitan si o si un panorama claro a diez y hasta veinte años. Imposible arriesgar sin reglas claras, ni siquiera se sabe que bemol nos espera el año que viene.
Sin lugar a dudas el reto es mayúsculo, y el nuevo presidente independientemente del color partidario tendrá que generar la confianza necesaria para reactivar la economía argentina, pero principalmente tendrá que generar la sinergia apropiada en el país para fortalecer los diferentes sectores productivos con el fin de aumentar de forma genuina la productividad empresarial.