Los economistas Alfredo Koncurat y Alejandro Pereyra analizaron el arreglo de deuda que anunció el Gobierno nacional y sus posibles consecuencias.
Finalmente, el Gobierno nacional pudo hacer uno de los anuncios que tanto anhelaba. En la madrugada de ayer, el Ministerio de Economía dio a conocer que se llegó a un acuerdo con los principales grupos de acreedores de la deuda pública, para canjear US$$66.300 millones de títulos emitidos en el extranjero.
El Diario puso bajo la lupa de los especialistas locales el acuerdo con los representantes del Grupo Ad Hoc de Bonistas Argentinos, el Comité de Acreedores de Argentina y el Grupo de Bonistas del Canje y otros tenedores.
En ese sentido, los economistas Alfredo Koncurat y Alejandro Pereyra, hicieron un análisis y dejaron su opinión sobre la importancia del anuncio.
“Es totalmente positivo”
“Argentina evitó el default y eso es totalmente positivo”, planteó Alfredo Koncurat, economista villamariense, quien analizó que “se dilató un poco el acuerdo, pero es totalmente positivo y, de hecho, el mercado lo está demostrando: subieron los ADR, las acciones, los bonos, los títulos argentinos, todo”.
En ese sentido, hizo hincapié en que “hay que tener en cuenta que Argentina está en una situación muy delicada desde finales del año pasado, y la pandemia desfavoreció al país”, y puntualizó en que “el acuerdo que se lograra iba a sentar un precedente para el resto de los países, que iban a seguir en la misma senda de Argentina en plena pandemia”.
Es por eso que, opinó, “el país tuvo todo el apoyo del Fondo Monetario Internacional, de distintos organismos internacionales y de economistas de renombre a nivel mundial para lograr el acuerdo”.
En relación a las consecuencias que tendrá el acuerdo, instó a que “estaba muy restringido el acceso al crédito a nivel internacional para Argentina, y con esto se vuelve al mercado de créditos internacionales, y si lo hace Argentina, queda la posibilidad para que las Pymes e individuos puedan hacerlo de forma más sencilla y a menor costo”.
También estimó que “va a bajar el riesgo país y, si eso pasa, baja la tasa de interés a nivel internacional que castiga a la Argentina y a las Pymes; una consecuencia positiva a mediano plazo pueden ser créditos, desarrollo e inversión”.
Koncurat resaltó que “igual todo ha sido en un contexto muy delicado por la pandemia y, sobre todo, en la forma en que esto está afectando a la economía del mundo”, por lo que observó que “desde la postura del acreedor creo que fue más vale pájaro en mano que cien volando y ante un posible efecto dominó en caso de que Argentina entrara en default, y que eso sirviera para que otros países hicieran lo mismo, los acreedores prefirieron arreglar”.
“Siempre es mejor tener un acuerdo”
Alejandro Pereyra, economista y docente local, planteó al respecto que “siempre un acuerdo es mejor que no tener ninguno”. “Uno podría pensar que un mal acuerdo no es muy positivo, es cierto, pero en el caso de los mercados de capitales es importante, fundamentalmente porque es donde se fondean muchas empresas grandes”.
En ese sentido, ejemplificó: “Si Argentina no hubiese llegado a un acuerdo, muchas empresas grandes se hubiesen tenido que fondear en el dólar paralelo, eso hubiese ampliado la brecha. Y, por el contrario, hoy (por ayer) la cotización del paralelo bajó. Impide que la brecha se agrande y quita tensión al mercado de cambio, lo cual es importante en Argentina porque está atado a los precios”.
En su análisis, aseveró que es pronto para definir si se trató de “un mal o buen acuerdo” ya que “depende de las proyecciones que tenga la economía del país”. “Si se supone que la economía se va a recuperar rápido y se van a generar recursos, el acuerdo sería bueno. Si pasada la pandemia a la economía le cuesta recuperarse, o se cayeran precios de los commodities, y el acuerdo pondría a la Argentina en una tensión”.
En definitiva, “uno no sabe lo que va a pasar dentro de dos años, pero es mejor tener un acuerdo que no tenerlo”. “Se verá a ciencia cierta más adelante qué tan positivo fue el acuerdo. Este es el primero paso en un camino largo. Por ejemplo, si una persona tiene una deuda con un banco, y acordás cómo se la vas a pagar, ahora tenés que ver cómo vas a generar los recursos para pagarla y esa es otra discusión”, cerró.