La estabilidad cambiara alcanzó el mes y medio, todo un record en medio de la turbulencia de un año complicado. El Diario 10-06-2019.
Para bien o para mal el dólar se ha convertido en el termómetro de la estabilidad financiera Argentina.
Cuando se mantiene estable todo parece ir sobre rieles, la sensación térmica es de tranquilidad. Cuando el dólar sube, vuelven los temores de una crisis cambiaria y de todos los efectos secundarios que esta genera, ni que decir cuando la divisa preferida por los argentinos sube de forma abrupta.
A una escalada del dólar suben atrás las tarifas dolarizadas y el combustible, luego concadenado viene el aumento de precios reflejado en el tan temido índice de inflación. Es evidente, la relación directa del dólar – precios resulta un rompecabezas que durante todo su mandato Macri no ha sabido resolver.
La verdad es que la inflación es un problema complejo, que requiere una apropiada coordinación de políticas monetarias, fiscales, cambiaria y de ingresos.
Dólar calmado, ¿vamos bien?
La actual “pax cambiara” alcanzó todo un record en un año turbulento: 6 semanas. ¿Vamos bien entonces?
La realidad es mucho más compleja. Un tipo de cambio estable no necesariamente indica que todo ande bien, el sacrificio estricto que hace el gobierno para sostener la verde moneda es altísimo: desconsiderables pago por intereses para seducir a inversores a estacionarse en el plazo fijo y así evitar mayor fuga de divisas.
Con tasas superiores al 70% se espolia la actividad de las pymes a costa de que evitar más demanda de dólares.
¿Cuánto dura esto? Ya nos fumamos el último préstamo que nos otorgó el Fondo Monetario Internacional y ahora estamos sacrificando los agrodólares (liquidación de dólares de la cosecha).
Los augurios no son los mejores, la alta volatilidad y con el riesgo país superando los 1000 puntos la máxima cautela es prioridad en los argentinos, la pulseada promete ser difícil, queda por delante un largo camino por recorrer y el año electoral agrega pimienta a los múltiples factores de riesgo.