Recaída de la industria: actividad descendió 0,6% en agosto según el Indec. El Estimador Mensual de Actividad Económica también arrojó una merma del -1,2% en Julio. 

Son varios los indicadores que muestran signos de alarma, analistas e investigadores resaltan entre otras la persistente inflación, la merma de las reservas del BCRA, la reducción del superávit comercial, el freno en el sector inmobiliario y muchos otros indicadores que presagian según no pocos futurólogos la debacle económica.

Sin embargo, estas alarmas mediáticas que están en boca de todos y que tanto preocupan en lo coyuntural no son lo esencial, son apenas síntomas de una deficiencia estructural mucho más profunda que sufre nuestro país: una escasa tecnologización e industrialización de su económica.

Un poco de historia
El profundo proceso de desindustrialización empezó con el neoliberalismo del gobierno de facto y culminó con el desparpajo del gobierno de Menen.

En 25 años de activas políticas destructivas, la industria nacional se vio corroída a tal punto que la producción industrial a fines de 2001 apenas era comparable con los niveles de 30 años atrás.

Si bien en estos años la industria se ha vuelto a recuperar (en la última década se triplicaron la cantidad de parques industriales, se establecieron más de 140 mil nuevas empresas industriales con más de 1.500.000 puestos de trabajo), la inversión no ha sido suficiente, y la falta de certidumbre sigue haciendo mella y aparece como el elemento crucial de la baja tasa de inversión nacional.

Para colmo de males, la mayor parte de la inversión en este periodo se dio en construcciones y no en maquinarias y equipos que son por definición el capital reproductivo, el capital que genera valor agregado y crea fuentes de trabajo.

Inversion 08-2013

Problema complejo
Cuesta digerir, pero ya con treinta años de democracia la Argentina no ha definido su rumbo económico de largo plazo, no existe consenso en sus lineamientos básicos estructurales, y tanto en crisis como en crecimiento se encuentra sumida en medio de conflictos sociales y de pujas distributivas constante de los diferentes sectores que no genera una sinergia positiva para el desarrollo nacional.

En vez de profundizarse el proceso de industrialización actual (variable determinante en el desarrollo de todos los países), las pujas sectoriales en su afán de acaparar mayor porción de la renta nacional contrarrestan el insipiente impulso.

Por falta de incentivos, por falta de reglas macro claras y perdurables o por propia idiosincrasia especulativa, el argentino medio fuga capitales y no invierte, una pena; pero seguro que este es un problema mucho más relevante que la mala noticia mediática del día.